martes, 11 de noviembre de 2014

En el metro te roban el monedero, el móvil o todo el bolso directamente. En las calles se llevan el cobre, abren los coches y las cases e incluso se llevan las motos enteras. En el banco te roban el dinero ahorrado a base de sudor y esfuerzo. En el trabajo…. ¿la vergüenza??!
El mundo de la salsa no podía ser menos, y no podía dar la espalda a la realidad del momento: la gente roba. ¿y qué te pueden robar en una sala? Si es una sala en la que se puede mezclar público salsero y no salsero todo vale. Pero si es una sala exclusiva de salsa…. ¡¡¡cómo puede ser??! ¡¡Con lo dignos que somos los salseros!! ¡¡cómo vamos a robarnos entre nosotros??!
El bolso es algo demasiado delictivo, y tan malas personas no somos.
Los zapatos de baile sería un robo catastrófico también… sin nuestros zapatos de baile no somos nadie. Y consciente de ello llevamos la bolsa de los zapatos pegada a nosotros en todo momento hasta que entramos en la sala, nos los ponemos y una vez finalizada la sesión, vuelven a la bolsa, bolsa que se aferra a nuestra mano (y no al revés), puesto que ya forma parte de nosotros. Descartamos entonces los zapatos.
El cubata/mojito/coca cola o agua sí que es más probable. Además tengo entendido que si no te llevas el vaso entero, si no que sólo das unos sorbos, la multa es menor.
Pero el robo por excelencia en las salas de baile, y hablo por experiencia, es: el de los abanicos!! El abanico va junto con los zapatos y aunque no lo utilizas continuamente sabes qué está ahí, esperándote para darte fuerzas y aire fresco cuando más lo necesitas. La gente utiliza tu abanico, no hay problema, pero la norma dice que siempre debe regresar al sitio donde lo has cogido. Llevártelo para abanicarte en la sala de al lado es delito, y llevártelo a casa es pena de muerte directamente.
Los abanicos son la nueva moneda de cambio. Se venden muy bien en el mercado negro y de hecho los importados de China son los que mejores resultados calidad-precio ofrecen. Se guardan en naves industriales, escondidos celosamente, ya que el producto cada vez está más demandado. Empieza a haber incluso, robos por encargo. Se realizan subastas a las que sólo puede acudir la gente implicada en los negocios más turbios. Gente que necesita blanquear su dinero como sea.
Falsificaciones, ingenieros encerrados estudiando y analizando los diferentes componentes del abanico para realizar una copia exacta.
Y cada vez el precio que se paga por cada ejemplar es más alto.
Por favor, pensemos en un sistema de control de los abanicos: microchips, gps, cámaras incorporadas, abanicos con pulsera para que lo puedas llevar siempre. Los chicos lo tienen fácil, lo guardan en el bolsillo trasero del pantalón. Pero tener cuidado, porque no es un lugar seguro.
Desde aquí mando un mensaje a todas las personas afectadas, no estáis solos cada vez somos más, y conseguiremos acabar con esta situación insostenible que vivimos diariamente.
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