martes, 28 de octubre de 2014


Surten a la llum les targetes opaques, fosques, black… de Caja Madrid. Targetes de crèdit amb ús il·limitat. Per pagar el que vulguis, sense límit mensual i sense haver de donar explicacions a ningú. Vaja… Una ganga!!! Si no fos perquè aquestes targetes algú les ha de pagar. I el més greu de tot és que pertany a un grup financer que ha hagut de ser intervingut per l’estat, i per tant l’hem pagat entre tots. Sí senyor, els hi hem pagat els seus dinars, les seves estades a hotels de luxe, roba cara, treure diners en efectiu, viatges… tot just a gent que precisament diners per pagar-se tot això i més en té.
Jo els faria tornar aquests diners, multiplicats per totes les persones que hem pagat aquests capricis i luxes desorbitats i entre tots decidiríem (dret a decidir???! Sí!) el càstig corresponent, que hauria de repercutir en beneficis socials. Estar a la presó no soluciona res, treballar, netejar, construir sí!!

Què faria un salsero amb aquestes targetes black?? Per a quina finalitat les utilitzaria??????
Evidentment per gastar-la en tot el què fa referència a la salsa.

Començaríem amb tot “l’atrezzo” necessari: sabates de ball en tots els colors i totes les mides de taló (per poder combinar bé amb la roba). Mitges de ball. Roba per sortir a ballar, i roba per les classes, per tant, renovació total d’armari  :D!!!!!
Evidentment ho acompanyaríem amb manicura, pedicura, maquillatge, perruqueria… el que calgui!

Pagaríem totes les entrades a les salsoteques de moda. I aprofitaríem i sortiríem tooots els dies. Anant i tornant sempre en taxi, de porta a porta.
Faríem tot tipus de clases particulars de tots els estils (inclús els que no ens agraden). Inclouríem ball, música, percussió, interpretació musical, dissociació, i si cal gastronomia cubana!!!

Aniríem a tots els weekends, congresos i similar. Tant a Barcelona, rodalies i a l’estranger. I si no n ‘hi h cap congrés, faríem “turisme salsero” per d’altres països.
I com ballar cansa, necessitaríem un massatgista personal de peus, cames, esquena.

Tot això està molt bé, però sols ens avorriríem. Això vol dir que acabaries convidant a tots els teus amics a les classes, als weekends, a tots els esdeveniments salseros.
Com????? Què no puc pagar amb targeta????? No accepten la salsa-black???? Doncs marxo!!!

A més, si n’hi hagués una salsa-black, voldria dir que n’hi hauria una swing-black, tango-black… i això extrapolable a totes les activitats que n’hi ha, per tant…. Crec que no seria viable….
Continuarem amb les nostres targetes habituals… per què… amb la T-mes puc entrar gratis a cap lloc???! I si és de dues zones??! :P!!

 
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domingo, 26 de octubre de 2014

Todos queremos mejorar, progresar ir un paso más allá, y nos obsesionamos cuando algo no nos sale y no sabemos por qué. Queremos hacerlo bien y bailar como “tal” persona o poder pertenecer a “tal” compañía.

Yo misma decía medio en broma-medio en serio, “cuando aprenda a girar, me retiro”, y me pregunto ¿¿algún día sabré girar??. Por una parte quiero creer que sí, por eso continúo intentándolo. Pero por otra parte no quiero que cese la magia de seguir aprendiendo y poco a poco seguir progresando. Aunque esa es una de las cosas buenas de la salsa, que no tiene fin.

No hay límites, y las únicas barreras posibles son las que nos ponemos nosotros mismos, tanto físicas como sobretodo, mentales.

Cuando empecé a bailar, había un chico muy conocido que sólo tenía un brazo. Bailé en varias ocasiones con él y la verdad es que la primera vez me resultó muy incómodo ya que yo me empeñaba en querer cogerlo. Pero ya lo he dicho bien, era incómodo para mí, pero no para él. Él seguía el ritmo, interpretaba la canción y llevaba a la chica sin problemas. Él no tenía ningún problema, era yo la que lo tenía. En cuanto me di cuenta que lo único que tenía que hacer era bailar, dejarme llevar y disfrutar, sentí que estábamos bailando con total normalidad.

Perdí la pista de ese chico, pero hoy en día tenemos otro ejemplo en nuestras pistas, ya que como bailarín incansable que es, se recorre todas las salas de Barcelona. Es ciego, pero esto no le impide ser un bailarín excelente. Tuve el honor de formar parte, junto con él y más gente, de un grupo coreográfico de salsa. Eso quiere decir ensayar una coreografía durante unos meses para luego mostrarla en diferentes locales. Con todo lo que ello implica: muchas horas de ensayo, esfuerzo, dedicación… hacer piruetas, seguir el ritmo, horas de sueño, horas de ensayo y muchas horas de diversión…
Sí, hicimos varias piruetas en la coreografía y repetimos la actuación en más de una decena de salas. Para todos era un reto y la verdad es que viéndonos actuar era imposible saber que en el grupo había una persona ciega. Fue un gran ejemplo de superación para todos nosotros. Y conseguimos alcanzar el propósito inicial que nos habíamos marcado: ser un grupo, donde todos somos iguales y realmente él era uno más. Y por supuesto nos lo pasamos en grande!!

Dedicado a él y a todas las personas que cada día nos dan una cura de humildad y nos enseñan a valorar y disfrutar de cada momento de la vida.

Gracias Cefe :D!!


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martes, 21 de octubre de 2014

Hay tantos puntos de vista como personas existen. Y no sólo eso, sino que además, la misma persona puede cambiar su percepción en función de lo que esté haciendo.

Esto lo podemos ver en el baile. No es lo mismo ser el que mira que el que baila, igual que no es lo mismo ser espectador con nociones de baile que espectador sin noción alguna.

En este sentido es muy cierto el “chiste” que corre por la red de cómo se imaginan nuestros amigos, familiares y nosotros mismos cuando bailamos.

Nuestros padres y familiares creen que hacemos algo tipo baile regional o salón, con largos vestidos clásicos. Todo muy señorial, digno de los grandes salones de época, con enormes recogidos rococó ellas y traje de chaqué ellos.
Nuestros amigos creen que cada fin de semana es “Sodoma y Gomorra” (o Sodoma y Gomera como dice más de uno). Una orgía colectiva donde escasea la ropa y todo está teñido de cuero negro, espejos, cadenas y color rojo.

Y nosotros creemos que estamos haciendo el baile más sensual y espectacular del mundo, como si de una película de “street dance” se tratara. Cuando la verdad es que nuestro es baile es lo más normal del mundo.

Es luego, cuando todo este imaginario choca con la realidad, o en algún caso reafirma esa realidad creada en nuestra imaginación.

Hace un par de años, tras la cena de Navidad que hago anualmente con mis amigas de toda la vida, fuimos a Dio Club para que mis amigas me vieran bailar y se tomaran un buen Mojito. Tras aquella noche, cada “X” tiempo, en concreto las casadas, sonríen de forma pícara cada vez que me recuerdan que bailo “bachata sensual o kizomba o eso que era taaaaaaan pegado”. Se les ilumina la cara y la verdad es que pagaría por ver en esos momentos todo lo que pasa por su imaginación, ya que me conocen desde la época del preescolar pero aún y así la imaginación es libre…

Hace unos meses vinieron un grupo de amigos al Dio y quedaron fascinados al ver a la gente bailar salsa. Me dijeron “¡sois profesionales!”. Yo les contesté que simplemente bailábamos, o al menos lo intentábamos. Posteriormente nos dirigimos a la sala de bachata y esto marcó un antes y un después en su concepción del baile.
Tras verme bailar con un conocido bachatero, la amiga de unos amigos, que no se corta ni un pelo, me dijo rontundamente “¡¡te has liado con él!!”. Paralizada, tardé en reaccionar hasta que conseguí pronunciar un “Noooooooo” que me salió del alma, pero que sé que no le convenció en absoluto.  “A mí no me engañas”, (me dijo), “había feeling entre vosotros”.

Guaaaauuuuuu!!! Me encantó ese comentario. Y le dije “sí, en eso consiste el baile!”.


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martes, 14 de octubre de 2014

Cuenta la leyenda, que hace millones y millones de años, había una zona restringida no apta para humanos. En toda la faz de la tierra no había sitio igual como la región de Dio donde las bajas temperaturas no permitían que hubiera vida civilizada.

El imaginario colectivo hablaba de monstruos extinguidos por la glaciación, de magia, de hechizos anidados en la demarcación correspondiente.

Pocos habían sido los valientes que habían intentado alcanzar la gloria, pero todos habían perecido en el intento. Así que llegar a la comarca de Dio había significado un hito imposible sujeto a toda clase de torturas y fortunas letales.
Pero la historia cambió de rumbo cuando un grupo de jóvenes adictos al baile decidieron emprender el camino hacia Dio. Caminaron durante días y días aguantando a todo tipo de inclemencias. No sabían exactamente qué es lo que se encontrarían, pero no les importaba, porque estaban unidos.

No llevaban más ropa que la puesta lo cual no les auguraba muy buen destino final.

Una vez a la semana, en su pueblo de origen se concentraban bajo la luz de una gran hoguera para rezar por sus almas, sabiendo que era prácticamente imposible que regresaran con vida.

Hasta que finalmente llegaron a la tierra prometida. Llegaron a esa zona inhóspita, lúgubre y gris donde sólo gobernaba el frío y el silencio era tal que era capaz de romper cualquier tímpano.

Así que, retando al frío invernal, se cogieron de las manos y tras hacer un círculo empezaron a bailar entre ellos. El líder cantaba los pasos y el resto seguía el ritmo y cambiaba de pareja según indicaba el maestro. Empezaron tímidamente, el frío impedía toda libertad de movimientos, pero poco a poco fueron entrando en calor y lo que empezó como algo casi mecánico acabó siendo un baile libre de ataduras.

Olvidaron así las horas caminadas, las noches en vela, las duras jornadas de peregrinaje…. Y vieron como el hielo se deshacía a sus pies y todo el paisaje cobraba vida transformándose en un espectáculo paradisíaco.

No era el movimiento, si no la conexión, la unión, la fuerza y el sentimiento colectivo de estar bailando al ritmo que les marcaba su corazón lo que hacía que olvidaran las bajas temperaturas y fundieran todo el manto de maldad que cubría aquella tierra.

Ese grupo de jóvenes intrépidos sintieron la música e hicieron suya la comarca de Dio, haciéndola habitable para todo aquel que quisiera seguir sus pasos.

Ese es el motivo por el que a las 23h, cuando Dio Club abre sus puertas, el frío recorre las dos salas, hasta que llegan los jóvenes intrépidos que desprenden calor, pasión y sentimiento en sus movimientos.

Si no te lo crees, ven a primera hora y comprobarás los restos de aquella época, eso sí, no todos los valientes pueden soportarlo… 
 

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martes, 7 de octubre de 2014

Arriba l’ebola al nostre país. I ho he dit bé “ebola” i no “ébola” com dirien els castellans. Sí, aquí som així, diferents.
Quin seria el virus de la salsa??? Si deixem de banda les lesions, les trepitjades, els cops de colze… hi ha un fet extern a les circumstàncies produïdes pel ball. És un virus molt més fort, demolidor, i que marca per sempre a la persona que el porta amb si mateix.
Les noies ho comentem entre nosaltres i sabem amb qui podem ballar i amb qui no, i qui és portador potencial del virus i qui el porta latent sempre.
Evidentment els nois també en parlen. És un tema preocupant que necessita l’ajuda i la implicació de tots nosaltres.
Ens fa vergonya treure el tema, però un cop un/a valent/a el fa viu, corre com la pólvora dins del “mundillo salsero”.
Sí, parlem de la mala olor. No parlem de la suor normal de ballar, si no de la suor rància de quan algú no ha utilitzat les normes bàsiques higièniques, necessàries per la vida diària.
Tots ballem, tots ens movem i per tant tots suem. Però els infectats per aquest virus no suen, irradien mala olor.
Algún com algú m’ha dit: “Escolta, X és amic teu, oi? Li pots dir que….?”
Estem bojos!!!!!!!!???

Què vols que li digui? “Perdona… t’has plantejat dutxar-te abans de venir?” “alguna intolerància amb els desodorants?”, “veus com la resta es canvia de samarreta?? Tu també pots fer-ho!” ¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿??????????
En aquests temes tan delicats la ironia no serveix. Afirmacions del tipus:
“Saps per què tens el sobrenom de mofeta?”
“Hi ha gent que només canviant de sabó soluciona molts problemes”
“T’has plantejat anar a mirar-te el teu problema d’olfacte? Perquè si en tinguessis, entendries moltes coses”
No serveixen de res. Ensenyar-li una pinça i posar-te-la al nas tampoc.
També és cert que no he vist a cap dels nostres salseros asiàtics habituals ballar amb mascareta. Però encara que la portessin, no ho entendrien.
Així que, senyors, senyores, (i emulant al Nuñez “ara, per favor, demano….”), si us plau, feu-lo per vosaltres, feu-lo per nosaltres: neteja corporal, roba neta i desodorant, colònia o similar.
Espai patrocinat per Diosanex i amb la col·laboració de Dioxona,

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