¿Por qué es tan buena?
1. Ayuda a bajar de peso. La nutricionista Adriana Steveens la recomienda como programa complementario de acondicionamiento físico contra el sobrepeso y la obesidad. "Es una manera divertida de perder calorías porque no se convierte en una práctica aburrida gracias a los variados estilos de este género musical, que resultan entretenidos para quienes no soportan los gimnasios o ejercitarse con máquinas", sostiene. Si se acompaña con un óptimo programa nutricional, "en el que se controlen la ingesta diaria de calorías de acuerdo con las necesidades alimenticias de cada paciente, se comprobará una reducción de peso y medidas corporales a medida que avanzan las clases", asegura.
2. Combate emociones negativas como la tristeza y la rabia. Esta es una verdadera terapia liberadora; los efectos emocionales se notan desde la primera clase. "En Europa se enseña con éxito este ritmo porque uno de sus mayores atractivos, como el de los otros bailes afrocaribeños, es que permite tocarse, una práctica que no es tan usual, curiosamente, a pesar de que somos seres hechos para entrar en contacto, socializar y estar en pareja", apunta Cuervo, especializada en terapia corporal.
3. Sirve como entrenamiento cardiovascular y, a frecuencias cardiacas moderadas, permite también quemar calorías (entre 400 y 1.600 en una clase de una hora). La salsa, además, es un baile que aleja el sedentarismo y pone en funcionamiento músculos, articulaciones y ayuda a moldear el cuerpo. Como se trabaja el eje corporal, mejora la postura (involucra los músculos de la espalda) y además desconecta de los afanes de la vida diaria.
4. Contribuye a aumentar la capacidad respiratoria. "La resistencia se mejora y en niveles más avanzados exige más esfuerzo físico", dice el profesor de baile Rolando López.
5. Sirve para confrontarse consigo mismo. Al bailar salsa se vive un momento íntimo de honestidad. Es como un baile de poder en el que el hombre guía (no necesariamente siempre), aborda, invita, y la mujer accede; mientras ella coquetea, él conquista. Es la danza del cortejo.
6. Buena para vencer la timidez. ¿Han visto cómo camina una persona triste o deprimida? Con la cabeza gacha y como si tuviera joroba, a diferencia de quien aprende a reconocer su cuerpo y valorar su salud emocional. "La salsa ayuda a ganar seguridad en un escenario y en la vida. La gente se ve y se siente más feliz", sostiene Cuervo.
7. Trabaja el equilibrio, la coordinación y la memoria. Uno de los retos de este baile es aprender disociación corporal: mover los pies y los hombros a la vez, por ejemplo, y también hacer ondulaciones y vibraciones.