martes, 9 de diciembre de 2014


Si la vida de un salsero es dura, la de un fotógrafo de salsa merece una mención especial y un reconocimiento público.

Están en las salas recogiendo los mejores momentos de cada sesión, sin tener que interrumpir el baile y esquivando todos los codazos, pisotones y demás golpes que damos y recibimos.

Además yo he visto a uno en concreto realizando otras funciones: información y promoción de la sala, vigilante de la sesión impidiendo a alguien con una copa de más que no entre en la pista con la copa en una mano y la chica en la otra…

Tienen que aguantar semana sí y semana también comentarios del tipo “no me hiciste ninguna foto la semana pasada!!!” Hombre… hasta el medio de la pista tampoco va a ir….

Frases del tipo “me gustó mucho la foto que me hiciste hace un mes que salía bailando….” ¿realmente esperas que se acuerde???” y está claro que si dice hace un mes, será hace dos, por lo menos.

Después de las 8 millones de fotos realizadas en cada sesión, han de tratarlas una a una para que luego reciban el comentario de “a mí no me gusta que me hagan fotos”, o “no quiero salir en las fotos” ¡¡pués dilo antes!! Y por supuesto son los mismos que la semana siguiente piden que les hagan una… ¿¿nos aclaramos??!

Aunque para mi lo mejor son las frases de “no me hagas fotos porque mi novia no sabe que estoy aquí”….¿¿¿???? Partiendo de la base que seguro el facebook de los dos es 90% salsero y que habrá unas 400 personas que te han visto esa noche… ahora no vendrá de una foto…

Acostumbrados a la inmediatez de las fotos, en cuanto nos damos cuenta que nos han hecho una queremos verla ¡YA! Somos capaces de dejar de bailar para ver la foto…

Lo damos todo por la foto. En cuanto notamos la presencia de la cámara, como si de una droga hipnótica se tratara, sonreímos compulsivamente o nos centramos en el paso, como si en la foto se notara que ahora no tocaba ese paso si no otro. Existen casos en los que se deja de bailar para posar, y el chico intenta hacer el típico paso abierto para que se nos vea bien en la foto. Y por supuesto, todo esto va seguido de la televisiva frase “¿¿¿y esto cuando sale???!”

A ver, ¿para qué la quieres ver si no te va gustar??!!

Las mujeres, dentro de este espíritu crítico que tenemos, somos muuuuy sensibles con este tema y nunca nos vamos a ver bien en una foto bailando!!!!! Asumámoslo, es imposible!!

Insisto en el hecho de vernos bien, porque la foto puede ser perfecta, pero NUNCA nos vamos a gustar a nosotras mismas.

Tienes que tener buena pose, meter barriga, colocar bien las manos, pies, brazos… evitemos ser Lina Morgan por un día.

Hay que sonreír, pero lo justo, porque si sonríes demasiado se marcan todas las arrugas. Arrugas o líneas de expresión, para que nadie se ofenda, pero lo que me sale a mí son arrugas.

Hay que dejar de hablar con la pareja y hay que dejar de cantar la canción, porque si coincide que en ese momento estás cantando “vivir la viiiidaaaaaaaaaaaa” en la foto no saldrás muy favorecida.

Por supuesto no comer chicle, en alguna foto he visto una cosa blanca al lado de los dientes…

Si llevas ya varias canciones seguidas bailando es inevitable sudar (marcas antiestéticas en la ropa).
El pelo, después de tantos giros y tantos meneos ya no está en su sitio.

El maquillaje… ni te cuento.

La celulitis que no se marque. (algún secreto para evitarlo??!).

Y a todo esto seguir bailando, y estar atenta a las indicaciones del chico!!!!!!!!!!! OMG!!

La parte buena es que al salir en taaaantas fotos, aunque sólo sea por probabilidades, en alguna nos veremos “menos feas”. Aunque si las fotos las hace alguien con tanto mimo, cariño y delicadeza como las hace Andreu, el éxito está asegurado!!

Gracias Andreu por tu paciencia
(de la profesionalidad no hace falta decir nada, simplemente hay que ver las fotos de cada semana),


Dio Club, las sesiones de prácticas de la escuela Seven Dance.
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